HAY UN
TIEMPO PARA LA SINGULARIDAD,
Y OTRO PARA LA COHESIÓN.
UNO PARA
LA OSTENTACIÓN,
Y OTRO PARA LA COLABORACIÓN…
La identidad de un
pueblo se alimenta por medio de su lengua, sus costumbres y cultura –siendo la cultura costumbres y las
costumbres, sus modos de pensar, y el pensar… UNE-CONSTRUYE-IDENTIFICA, y estas tres acciones COHESIONAN -. Estas
praxis necesitan de un escenario o espacio de convivencia y dramatización. Así
que a cada pueblo su territorialidad.
Pero un pueblo no vive
del aire, ni el aire abriga, ni cura, un pueblo es también legitimidad y poder,
trabajo y seguridad.
Normalmente cuando un
pueblo se traslada, traslada su lengua y cultura, aunque por
contextualizarse al nuevo espacio readapten
la dramatización de aquellas costumbres… así sin ir más lejos, [-sin meterme en como los irlandeses, escoceses, galeses, …
cuando huyendo de la hambruna de la patata emigraran a la tierra de promisión
americana; o los centroeuropeos, por necesidades parecidas-] citaré a los egipcianos, -gitianos-
gitanos que desde los tiempos de la Edad Media deambulan por tierras de los
feudos castellanos, manteniéndose AHORA casi como en los principios… y así
andamos aún, “entre payos, o payés, y gitanos”, recelosos de darnos la mano.
Para el plebeyo, la independencia como la
dependencia resulta ser algo muy relativo, porque a él siempre le irá de igual
modo, con uno u otro rey, SIEMPRE como servidor de su señor… Pero, en fin, sigamos el hilo de
contar esta Historia.
En nuestra insignia
nacional hoy quedan
blasonados cinco cuarteles, rememorando a los CINCO REINOS QUE DAN IDENTIDAD A ESTE ESTADO, o cinco estados en un
reino.
Pero, ¿qué es estado y qué reino? Y vuelta a las costumbres,
y a la dramatización de éstas, que a su vez transfiere identidad a la
colectividad, y en sacrada y lacrada liturgia la representa.
La política no puede
dar la espalda a la escenografía de las costumbres… que, como los curas, puédase cambiar
vestimentas según el año “litúrgico”, pero no al oficiante… Y topándonos con
las costumbres, por no ir más lejos por nuestra propia Vandalucía. ¿Cómo un
andaluz sin su SemanaSanta, sus romerías y sin su feria? Y alguna que otra
costumbre más… Y así, que se pueda ser “ateo y de izquierdas” pero no les
quites ni la caseta de feria, ni la peineta o la cofradía, … Y es
que ¡un pueblo sin tradiciones, no es pueblo! (¿?)
Bien, volvamos, los reinos con sus fueros, ¿qué reinos sin
sus derechos…? Distinguiéndonos cuales hidalgos, siempre con orgullo si el
asentamiento de la casa era villa o pueblo, o si puebla o pueblo… Y no menos orgullo
que si ostentara la titularidad de ciudad… pues todo tiene aquí su abolengo, y
con el ostento, el orgullo patrio, éste, endiosado y enarbolado.
Reinos, lo fue Asturias y Navarra. Galicia, reino fuera por
un tiempo, y al poco con León hermanado, los condes de condados, en tierras de
fronteras de nadie: Aragón surgiera del Condado de los Francos de Carlomagno, luego el
condado de Castilla, del de León.
Y es que los niños crecen y buscan su independencia y
hacienda. Unos hacia la meseta interior miraron, otros hacia el Mediterráneo… y
en estos horizontes crearon en estos dos reinos, cada uno “su nación”.
Con los tiempos modernos y por la demostrada necesidad de poder, poder resistir envites de uno u otro
confín. Unieran hacienda y fuerzas, pero
sin fundir el corazón. Fueran unos primos, que de sangre eran, Fernando e
Isabel en matrimonio los que unieran una ficción… la dicen y llaman así, unidad de España… [aquí quiero recordar el hecho que si el rey legítimo de
Castilla era Enrique IV de Trastámara, y que por cuestiones engendradoras, su
hija, pues hija, al menos de reina era, fuera discutida por su tia Isabel,
hermana de su padre, y en cuestión de legitimación cuestionada por reinar, en
dos bandos contiendas entablaran, y Castilla
en guerra civil entrara… ]
Y centro la atención en el católico Fernando, II de Aragón,
que en primeras nupcias con Castilla y en segundas, enlazado a la viuda
Catalina de Foix, con Navarra… Se casaban las personas, con títulos, pero no se
fundían las Cortes, ni la “Nobleza” del reino… Y acá hubiera de venir la
realeza a jurársele “investidura” que no era patente de corso, pues lo que se
daba, se podía retirar y “desinvestir” ... [Y así aún se les reconoce a los herederos como príncipes: de Viana, -por Navarra- Asturias, por Castilla –y León, y León
de Galicia- de Girona, -por Aragón-…
Y el reyno de Granada, como colofón, mi bastión… que, por ser moro, no se le
reconoció corte ni organización].
Como el Fernando, II de Aragón, marido de Isabel I de
Castilla, ambos de la familia de Trastámara, era muy señor de su casa, y para
controlar al yerno Felipe, éste el primero, tuvo a bien en “enclaustrar” a su
hija, para así “tutelada” -dicen que por loca- gobernar y ejercer su ambición… Como pacto “de familia bien allegada”
acordaran que el nieto de Fernando e hijo de Juana y Felipe, (hijo de Maximiliano de Austria-Augsburgo) dispusiera en su único poder “la hacienda” de los “reinos” matrimonialmente
anexados. El niño, que era “el de Gante” y muy elegante, trájose a sus
cortesanos amigos, muy flamencos ellos, pues eran de Flandes. Y aquí un
problema, a los hombres “llanos” de los castillos de la meseta… como que
desentonaban con éstas sus refinadas costumbres… ¡Otra vez, las santas
costumbres!
Y vuelta a guerrear en civil fricción, los que, por defender
a la madre y a sus propias costumbres, Comuneros se llaman; y los que abogaron
por el extranjero, al hijo, de corte y porte “imperialista”, con pretensión del
abuelo paterno, de gobernar al orbe como una sola nación …
Un rey, pero siempre
reinos independientes, con desiguales tributos, que se aprobaban en Cortes por
su autorización. Y
sus instituciones, así, si en Castilla su Mayor, Mayor de Castilla; en Aragón su Justicia, Justicia de Aragón. [Y por diferente
jurisdicción, en “trámites burocráticos” queda en nuestra historia constancia,
que entre estos procederes pudiera llegar antes a frontera francesa el
perseguido que sus perseguidores. Constancia queda del caso, del secretario del
rey Felipe II, el tal D. Antonio Pérez, al que dicen traidor del mismo su señor,
-donde, dicen, en su imperio no se ponía el sol … - si quedó esta mancha de
leyenda… pero esto, para otra ocasión]. Insisto al recordar, también ahora
que, en tiempos del rey Felipe IV, ya hubo rebelión por lograr su independencia
quienes no recibían de Castilla –la corona- del reparto la misma porción:
Portugal logró zafarse, Andalucía y Cataluña, no.
Así anduvo la Corte, cortesana del montón, hasta que de los
Augsburgos viniera ahora de Francia, un Borbón… por esta insana costumbre que
por gracia de los dioses sólo se ligaban entre ellos, y si nuestra España se
deshacía de un bobo, se hizo con otra casta en degeneración, con moral en degradación…
Felipe, ya el quinto en sucesión, resultó padecer ciclotimia… el sexto
Fernando, padeció manía persecutoria… unas veces creía que le mataban, otras,
iba él a matar. Así que recluido, más bien encerrado por “loco de atar” –o
atado a un lugar, para no dañarse o dañar-, llegó de Nápoles el único borbón a
salvar, Carlos III, entre la mediocridad, lo más digno que resaltar.
No hay que olvidar que para resolver la propiedad “de la
monarquía” dicen “española” hubo una guerra civil, entre bandos proclives a
austriacos o francos, con sus bandos encontrados y con vencedores y vencidos, y
los perdedores, bastante maltratados… y por más años ofendidos.
Vinieron dos … Carlos el IV y Fernando el VII, los cuales no
sabiendo gobernar, quisieron el regio negocio traspasar. El Bonaparte
interesado se lo quiso pagar, e hicieron un tratado o contrato de compraventa
para la misma corona saldar… Y vuelta
la patria de nuevo a su sangre derramar, si ya para restaurarle la propiedad
hubo mucha transfusión que donar, aún hubo más con las contiendas Carlistas en
todo el norte por lugar. Las cosas resultan entre las regiones peor paradas que
buscaron resarcirse al amparo de Carlos, hermano de Fernando, dado que, según
reglas de la casa, una mujer no podía reinar.
Las guerras “carlistas”, que fueron guerra civil, primero
contra Cristina –esposa- y luego contra Isabel –hija-. Sin atener a las
razones, quísose maquillar las reivindicaciones, presentándose la solución en
que los primos contendientes se casaran, así establecieron nupcias entre el
hijo del reivindicante, con la “usurpadora”…
Pero como lo torcido, si no enmienda más se tuerce, el niño
salió con otros gustos y a su prima no la quería ver… Como fueran “cazados”, el
marido nada hacía por hacer, la prima, bien fresca, se buscó otro en su
quehacer. Y así se concibe un rey, de reina, pero no de rey… Alfonso XII sería,
cruce de reina y militar catalán, el tal Capitán Moltó. [Aquí un asunto un tanto parecido al
de la Beltraneja e Isabel, pero esta vez, no prevaleció querellante que batalla
pudiera establecer].
Con la regencia de Alfonso XIII, España se hunde de nuevo
otra vez, y Cataluña destrozada y desganada, se embelesa con sus enaltecedores juegos
florales, vestigio de su “nacionalismo” y siempre puntera en lo intelectual, en
lo social, artístico, científico, lucha de nuevo por ser la reivindicadora
patria de su historia otra vez remozada …
Tras la república, segunda, unas respuestas de intolerancia
segaron muchos futuros, anulando la efervescencia popular por otra de corte
militar… se contaron patrañas lejanas y se anularon los sueños, para volver
después de 40 años a restablecer o retroceder… contemplando solo el tiempo
inútilmente pasado, vidas y esfuerzos perdidos.
Ahora con las autonomías… esta es la historia que nos vienen
en contar, de nuevos señores feudales
que quieren ellos mandar… Y siempre me pregunto, al pueblo, ¿qué le va…? ¿Con
quién mejor fortuna, con quién mayor calidad de vida disfrutar?
No me interesa quiénes prometen, sino quiénes cumplen y cómo
cumplen en verdad… Los que dicen, lo que
dicen que lo hagan y por su conciencia y honor, respondan sin intermediación.
El Partido, cual Iglesia o casta, no resulta ser
santo de bordón, ni por sí milagroso ni milagrero, ni mago ni brujo, ni
encantador de cuentos, ni menos embaucador. Un partido no es nada si quienes lo
conforman no cumplen con buena y capaz intención… Así dejen ahora los políticos
de enarbolar soflamas, y respondan de su condición.
LAS
AUTONOMÍAS NADA SON
SI EL PUEBLO
NO ELEVA DE VIDA SU CONDICIÓN.
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