LAS AUTONOMÍAS NADA SON SI EL PUEBLO NO ELEVA DE VIDA SU CONDICIÓN.

martes, 19 de septiembre de 2017




HAY UN TIEMPO PARA LA SINGULARIDAD, 
Y OTRO PARA LA COHESIÓN.
UNO PARA LA OSTENTACIÓN, 
Y OTRO PARA LA COLABORACIÓN…

La identidad de un pueblo se alimenta por medio de su lengua, sus costumbres y cultura –siendo la cultura costumbres y las costumbres, sus modos de pensar, y el pensar… UNE-CONSTRUYE-IDENTIFICA, y estas tres acciones COHESIONAN -. Estas praxis necesitan de un escenario o espacio de convivencia y dramatización. Así que a cada pueblo su territorialidad.

Pero un pueblo no vive del aire, ni el aire abriga, ni cura, un pueblo es también legitimidad y poder, trabajo y seguridad.

Normalmente cuando un pueblo se traslada, traslada su lengua y cultura, aunque por contextualizarse al nuevo espacio readapten la dramatización de aquellas costumbres… así sin ir más lejos, [-sin meterme en como los irlandeses, escoceses, galeses, … cuando huyendo de la hambruna de la patata emigraran a la tierra de promisión americana; o los centroeuropeos, por necesidades parecidas-] citaré a los egipcianos, -gitianos- gitanos que desde los tiempos de la Edad Media deambulan por tierras de los feudos castellanos, manteniéndose AHORA casi como en los principios… y así andamos aún, “entre payos, o payés, y gitanos”, recelosos de darnos la mano.

Para el plebeyo, la independencia como la dependencia resulta ser algo muy relativo, porque a él siempre le irá de igual modo, con uno u otro rey, SIEMPRE como servidor de su señor… Pero, en fin, sigamos el hilo de contar esta Historia.

En nuestra insignia nacional hoy quedan blasonados cinco cuarteles, rememorando a los CINCO REINOS QUE DAN IDENTIDAD A ESTE ESTADO, o cinco estados en un reino.
Pero, ¿qué es estado y qué reino? Y vuelta a las costumbres, y a la dramatización de éstas, que a su vez transfiere identidad a la colectividad, y en sacrada y lacrada liturgia la representa.
La política no puede dar la espalda a la escenografía de las costumbres… que, como los curas, puédase cambiar vestimentas según el año “litúrgico”, pero no al oficiante… Y topándonos con las costumbres, por no ir más lejos por nuestra propia Vandalucía. ¿Cómo un andaluz sin su SemanaSanta, sus romerías y sin su feria? Y alguna que otra costumbre más… Y así, que se pueda ser “ateo y de izquierdas” pero no les quites ni la caseta de feria, ni la peineta o la cofradía, …   Y es que ¡un pueblo sin tradiciones, no es pueblo! (¿?)

Bien, volvamos, los reinos con sus fueros, ¿qué reinos sin sus derechos…? Distinguiéndonos cuales hidalgos, siempre con orgullo si el asentamiento de la casa era villa o pueblo, o si puebla o pueblo… Y no menos orgullo que si ostentara la titularidad de ciudad… pues todo tiene aquí su abolengo, y con el ostento, el orgullo patrio, éste, endiosado y enarbolado.

Reinos, lo fue Asturias y Navarra. Galicia, reino fuera por un tiempo, y al poco con León hermanado, los condes de condados, en tierras de fronteras de nadie: Aragón surgiera del Condado de los Francos de Carlomagno, luego el condado de Castilla, del de León.

Y es que los niños crecen y buscan su independencia y hacienda. Unos hacia la meseta interior miraron, otros hacia el Mediterráneo… y en estos horizontes crearon en estos dos reinos, cada uno “su nación”.

Con los tiempos modernos y por la demostrada necesidad de poder, poder resistir envites de uno u otro confín. Unieran hacienda y fuerzas, pero sin fundir el corazón. Fueran unos primos, que de sangre eran, Fernando e Isabel en matrimonio los que unieran una ficción… la dicen y llaman así, unidad de España [aquí quiero recordar el hecho que si el rey legítimo de Castilla era Enrique IV de Trastámara, y que por cuestiones engendradoras, su hija, pues hija, al menos de reina era, fuera discutida por su tia Isabel, hermana de su padre, y en cuestión de legitimación cuestionada por reinar, en dos bandos contiendas entablaran, y Castilla en guerra civil entrara… ]

Y centro la atención en el católico Fernando, II de Aragón, que en primeras nupcias con Castilla y en segundas, enlazado a la viuda Catalina de Foix, con Navarra… Se casaban las personas, con títulos, pero no se fundían las Cortes, ni la “Nobleza” del reino… Y acá hubiera de venir la realeza a jurársele “investidura” que no era patente de corso, pues lo que se daba, se podía retirar y “desinvestir” ... [Y así aún se les reconoce a los herederos como príncipes: de Viana, -por Navarra- Asturias, por Castilla –y León, y León de Galicia- de Girona, -por Aragón-… Y el reyno de Granada, como colofón, mi bastión… que, por ser moro, no se le reconoció corte ni organización].

Como el Fernando, II de Aragón, marido de Isabel I de Castilla, ambos de la familia de Trastámara, era muy señor de su casa, y para controlar al yerno Felipe, éste el primero, tuvo a bien en “enclaustrar” a su hija, para así “tutelada” -dicen que por loca- gobernar y ejercer su ambición…   Como pacto “de familia bien allegada” acordaran que el nieto de Fernando e hijo de Juana y Felipe, (hijo de Maximiliano de Austria-Augsburgo) dispusiera en su único poder “la hacienda” de los “reinos” matrimonialmente anexados. El niño, que era “el de Gante” y muy elegante, trájose a sus cortesanos amigos, muy flamencos ellos, pues eran de Flandes. Y aquí un problema, a los hombres “llanos” de los castillos de la meseta… como que desentonaban con éstas sus refinadas costumbres… ¡Otra vez, las santas costumbres! 

Y vuelta a guerrear en civil fricción, los que, por defender a la madre y a sus propias costumbres, Comuneros se llaman; y los que abogaron por el extranjero, al hijo, de corte y porte “imperialista”, con pretensión del abuelo paterno, de gobernar al orbe como una sola nación …

Un rey, pero siempre reinos independientes, con desiguales tributos, que se aprobaban en Cortes por su autorización. Y sus instituciones, así, si en Castilla su Mayor, Mayor de Castilla; en Aragón su Justicia, Justicia de Aragón. [Y por diferente jurisdicción, en “trámites burocráticos” queda en nuestra historia constancia, que entre estos procederes pudiera llegar antes a frontera francesa el perseguido que sus perseguidores. Constancia queda del caso, del secretario del rey Felipe II, el tal D. Antonio Pérez, al que dicen traidor del mismo su señor, -donde, dicen, en su imperio no se ponía el sol … - si quedó esta mancha de leyenda… pero esto, para otra ocasión].  Insisto al recordar, también ahora que, en tiempos del rey Felipe IV, ya hubo rebelión por lograr su independencia quienes no recibían de Castilla –la corona- del reparto la misma porción: Portugal logró zafarse, Andalucía y Cataluña, no.

Así anduvo la Corte, cortesana del montón, hasta que de los Augsburgos viniera ahora de Francia, un Borbón… por esta insana costumbre que por gracia de los dioses sólo se ligaban entre ellos, y si nuestra España se deshacía de un bobo, se hizo con otra casta en degeneración, con moral en degradación… Felipe, ya el quinto en sucesión, resultó padecer ciclotimia… el sexto Fernando, padeció manía persecutoria… unas veces creía que le mataban, otras, iba él a matar. Así que recluido, más bien encerrado por “loco de atar” –o atado a un lugar, para no dañarse o dañar-, llegó de Nápoles el único borbón a salvar, Carlos III, entre la mediocridad, lo más digno que resaltar.

No hay que olvidar que para resolver la propiedad “de la monarquía” dicen “española” hubo una guerra civil, entre bandos proclives a austriacos o francos, con sus bandos encontrados y con vencedores y vencidos, y los perdedores, bastante maltratados… y por más años ofendidos.

Vinieron dos … Carlos el IV y Fernando el VII, los cuales no sabiendo gobernar, quisieron el regio negocio traspasar. El Bonaparte interesado se lo quiso pagar, e hicieron un tratado o contrato de compraventa para la misma corona saldar…   Y vuelta la patria de nuevo a su sangre derramar, si ya para restaurarle la propiedad hubo mucha transfusión que donar, aún hubo más con las contiendas Carlistas en todo el norte por lugar. Las cosas resultan entre las regiones peor paradas que buscaron resarcirse al amparo de Carlos, hermano de Fernando, dado que, según reglas de la casa, una mujer no podía reinar.

Las guerras “carlistas”, que fueron guerra civil, primero contra Cristina –esposa- y luego contra Isabel –hija-. Sin atener a las razones, quísose maquillar las reivindicaciones, presentándose la solución en que los primos contendientes se casaran, así establecieron nupcias entre el hijo del reivindicante, con la “usurpadora”…

Pero como lo torcido, si no enmienda más se tuerce, el niño salió con otros gustos y a su prima no la quería ver… Como fueran “cazados”, el marido nada hacía por hacer, la prima, bien fresca, se buscó otro en su quehacer. Y así se concibe un rey, de reina, pero no de rey… Alfonso XII sería, cruce de reina y militar catalán, el tal Capitán Moltó. [Aquí un asunto un tanto parecido al de la Beltraneja e Isabel, pero esta vez, no prevaleció querellante que batalla pudiera establecer].

Con la regencia de Alfonso XIII, España se hunde de nuevo otra vez, y Cataluña destrozada y desganada, se embelesa con sus enaltecedores juegos florales, vestigio de su “nacionalismo” y siempre puntera en lo intelectual, en lo social, artístico, científico, lucha de nuevo por ser la reivindicadora patria de su historia otra vez remozada …

Tras la república, segunda, unas respuestas de intolerancia segaron muchos futuros, anulando la efervescencia popular por otra de corte militar… se contaron patrañas lejanas y se anularon los sueños, para volver después de 40 años a restablecer o retroceder… contemplando solo el tiempo inútilmente pasado, vidas y esfuerzos perdidos.

Ahora con las autonomías… esta es la historia que nos vienen en contar, de nuevos señores feudales que quieren ellos mandar… Y siempre me pregunto, al pueblo, ¿qué le va…? ¿Con quién mejor fortuna, con quién mayor calidad de vida disfrutar?

No me interesa quiénes prometen, sino quiénes cumplen y cómo cumplen en verdad… Los que dicen, lo que dicen que lo hagan y por su conciencia y honor, respondan sin intermediación.

El Partido, cual Iglesia o casta, no resulta ser santo de bordón, ni por sí milagroso ni milagrero, ni mago ni brujo, ni encantador de cuentos, ni menos embaucador. Un partido no es nada si quienes lo conforman no cumplen con buena y capaz intención… Así dejen ahora los políticos de enarbolar soflamas, y respondan de su condición.

LAS AUTONOMÍAS NADA SON
SI EL PUEBLO NO ELEVA DE VIDA SU CONDICIÓN.


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